Ella siempre tuvo un problema
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Ella siempre tuvo un problema:
no le gustaba callarse
y las palabras salían de su boca
como si de armas se tratasen.
¡Menuda desgracia,
que la niña es extraña
y chilla antes que doblegarse!
Era un problema tan grande
que la pusieron a hablar de casas
para que se entusiasmara
con muebles y jardines
llenos de flores,
y dijo que deberían ser gratis
y que no existieran los pobres.
¡Menuda desgracia,
que la niña no se calla
y es revolucionaria!
Aún peor, le gustaba masturbarse
y, cuando deslizaba la mano
entre sus piernas para acariciarse
pensaba en mujeres.
¡Menuda desgracia,
que la niña no se calla,
es roja y encima lesbiana!
Y joder, si era una desgracia,
una de las grandes.
Que le molaba reírse sin filtros,
escuchar a la tierra,
enamorarse sin suspiros,
gritar como una loca,
ser una loca,
aullar a la Luna,
escribir poesía,
leer aventuras,
subirse descalza a los árboles,
desafiar las cárceles,
ponerse perdida,
follar sin medida,
debatir contra hombres,
hablar con gente de la calle,
beberse el mundo a detalles,
ir a manifestaciones,
llevar por arma el Arte
y, sobre todo, nunca callarse.
Que todas las noches
mantenía un suave diálogo
con alguna guerrillera asesinada
para contarle que su memoria
había sido honrada
y que escuchaba a las muertas
gritar bajo tierra
y les cantaba una nana
sobre como íbamos a ganar la guerra.
Menuda desgracia,
porque era una mujer cualquiera,
como tantas otras,
sin molde,
y ese era el problema.
Ganadora del Primer #ConcursoLiterarioQFem @miataraxia
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Foto de portada: @sainthoax

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